Este es uno de los
placeres peligrosos en el sentido amplio de la palabra puesto que, al
hacerlo, se ponen en riesgo los más variados elementos de la vida, de su
integridad física, psicológica, emocional y socio cultural. El placer
que generan los deportes extremos, al tener que darse en situaciones de
alto peligro, también suponen la presencia de unas determinadas
características psicológicas de personalidad, un entrenamiento básico
que asegure reacciones adecuadas en las más diversas situaciones y,
finalmente, un mundo emocional extraño en el cual, la búsqueda de las
situaciones límites, sean parte de una motivación que, a las mayorías de
las personas, le harían huir de sus diferentes realidades. Cuando
alguien dice que le gusta y que practica algún deporte extremo,
probablemente se está frente a una personalidad especial, que se sale de
lo convencional.
En el placer que generan los deportes extremos, se pueden
distinguir con alguna claridad, tres tipos básicos de personalidades
que, a través de algunas características específicas, pueden darnos idea
del para qué asumen el riesgo como una vía para el placer, dándose
desde quienes lo hacen, practicando el deporte con la normativa hasta
quienes, precisamente, buscan en forma conciente, quebrar las normas
establecidas para hacerlo aún más arriesgado.
Este es uno de los
placeres peligrosos en el sentido amplio de la palabra puesto que, al
hacerlo, se ponen en riesgo los más variados elementos de la vida, de su
integridad física, psicológica, emocional y socio cultural.
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